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- A la sombra de un aguacatal -
Corría el año 98 cuando el Sr. RAMONE decidió abandonar España y buscarse la vida al otro lado del charco. Me expulsaron de los USA y me encontré buscándome la vida por Centro América. Uno de los países del que guardo más buenos recuerdos es precisamente de Guatemala. Allí sobreviví pintando rótulos y cuidando animales salvajes en la selva del Petén, también de engaña gringos. Que recuerdos... sus gentes son amables y los paisajes de ensueño. Cuando contacté con José, del Motoclub Quetzalteco, enseguida me ofreció su ayuda. Aquí teneis un pequeño reportaje de las juergas que se corren por allá; por Guatemala, país de mayas y aztecas.

La aventura es una de las características primordiales de cualquier motociclista; y más aún, si pertenece al motoclub quetzalteco.
Siguiendo fielmente ese entusiasmo y espíritu aventurero, siete intrépidos motoristas nos reunimos en el Servicentro de los hermanos "panza-dura" García , para aceptar la invitación del mostachón Ascoli en realizar el viaje a la vuelta al lago de Atitlán.
(Nota de RAMONE: El lago Atitlán es un bellísimo paraje rodeado de 4 volcanes si no recuerdo mal. El pueblo departida es Panajachel y a lo largo de los volcanes hay pueblitos muy chiquitos, mayormente de indígenas).
La pregunta unánime antes de la salida fue, ¿Está asfaltado el recorrido; Ascoli?. Con una voz convincente y una corta sonrisa responde: " ¡Vamos mucha! Son dos o tres kilómetros los que no están asfaltados, pero son bien transitables y sin ningún riesgo fuera de lo común ".
El grupo es encabezado por Ascoli, quien se distingue por esa chumpa amarilla "chingalavista", a tal grado, que todos debemos usar lentes, no tanto por el sol, sino por la chumpa.
Al ingreso de Santa Clara la laguna el paisaje es hermoso; Pepe del Busto se desparrama en la carretera para tomar una fotografía; ¿Se imagina usted a Moby Dick fuera del agua?. Pues es lo mismo.
acá empieza la Ruta, por delante 5000km
Luego de San Pedro, empieza la gran sorpresa, el camino resulta intransitable para nuestras motocicletas; Alan y " El Chanfle ", sabiamente se regresan, los demás seguimos con el polvo hasta entre los hue-- -sos; (mal pensado).
En la sombra de un aguacatal, esperamos a todos los sobrevivientes del grupo. Una nube de polvo cubre el camino, todos pensamos que se acerca ba un camión , pero no fue así, era Pepe en su moto. De la nada surge Fernando, no tenía dos segundos de hacer su arribo, cuando ya quería cambiar la ruta (¡qué maña!), pero ¡Nel pastel! Dijimos todos; No tubo más que regresar solo.
Más adelante, Miguel sufre una leve caída, ¿cómo no? Si dominar conjuntamente moto y panza, es admirable. Por fin, los dos o tres kilómetros, se convirtieron en muchísimos más; así que; si Ascoli le invita a un viaje, tome en cuenta nuestra experiencia.

Pese a la revolcada y empolvada, el viaje es estupendo y las vistas soñadas. Realícelo en moto de doble propósito.

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