Nacho ha conseguido, sin duda, realizar una proeza. Muchos le tildaron de loco, de colgao, de Quijote que a lomos de su Vespino (que compró en un desguace por 50 euros) cabalgaba hacia un utópico viaje interior, que no llegaría ni a la mitad de su recorrido. Más de 1.000 kms a una media de 50 kms/h acaban con la paciencia y la salud de cualquiera. Pero los que conocemos a Nacho sabemos perfectamente que no es una persona corriente, y el PINGÜINO DE ORO que ha conseguido lo demuestra.

Pero que nadie olvide una cosa, tras la juerga, tras las horas de merecido descanso durmiendo en una pequeña tienda de campaña, rodeado de miles de motoristas, cuando todos desaparecen camino de sus casas por las autopistas a una media de 150 kms/h; hay un personaje al que todavía le quedan más de 800 kms por carreteras comarcales a bordo de un Vespino, a 50 kms/h. NO LO OLVIDEMOS.

Lo hemos conseguido muchachos; estoy radiante de alegría, pese a los contratiempos, la contractura muscular que llevo arrastrando desde hace un par de días por darle a medio gas, pese al miedo de la avería que me está preparando la "bestia", pese a la lluvia, el frío, la niebla... El PINGÜINO DE ORO está en mi poder. Es increíble la sensación que me recorre el cuerpo después de conseguir mi meta. Ya no por el premio, ni por el reconocimiento de la gente, de los medios de comunicación... sino por el hecho de haber conseguido algo que me había propuesto, pese a las adversidades.

El reconocimiento a esta pequeña proeza en Pingüinos fue el colofón, y me dio la oportunidad de conocer a personajes de primer orden como Aspar (arriba en la foto) o Héctor Faubel. Pero eso es lo de menos, pues el apoyo que he recibido por parte de Jandei y la gente de esta web www.todoharleys.com se merecen también una parte del premio, por confiar en que esta aventura llegaría sin duda a buen puerto.

Y bueno, lo dicho, tras los laureles, la gloria y la desbandada del domingo... a mí me quedan más de 800 kms hasta Conil, con contractura incluída que intento aliviar con el maldito Ibuprofeno.

De vuelta voy parando en los diferentes sitios donde me acogieron con los brazos abiertos para mostrarles el premio, como muestra de que el reto ha sido conseguido. La verdad es que además es un alivio que necesito, el brazo me está matando y creo que el Ibuprofeno también. Y el tiempo, para acabar de arreglarlo, parece que en ocasiones no pretende ayudar. Y por si fuera poco acabo de pinchar otra vez.